miércoles, 16 de junio de 2010

22. Mi carne es débil

Visto y considerando mis cuatro kilos aumentados en 20 días de abstinencia sexual con E, he vuelto a las carreras.
Sí señor, demasiado tiempo y kilos ganados.
En estos veinte días de mi nueva ley de encuentro sexual he logrado que después de dos años y medio:
Me mande un mensaje a las 18:30 hs.
Me cocine una rica cena en un horario razonable.
Cenar juntos, y que nuestro encuentro no sea desayunar.
Tomar un rico vino.
Hablar de la vida.
Fumar en su cama.
Explicaciones varias.
Conversar en estado de sobriedad (una vez!)
Cucharear toda la noche.

Confesiones banales varias hicimos entre risas, vino y sábanas.
No faltó sexo, pero tampoco sobró. Eso era cuando éramos jóvenes y no dormíamos, sonaba el despertador y todavía estábamos enroscados, dije, y se rió y acotó entre risas, "y yo era más flexible."

Sin embargo,
Nada ha cambiado, amigos:
Su novia sigue estando presente, no solamente en el portaretrato de su mesa de luz.
Y yo sigo estando reservada para las confesiones, las risas, el compartir, el vino, el sexo, la buena charla, y el taxi de la mañana.

El desafío es, entonces, toparme en la vida con alguien que quiera todo eso conmigo, a cualquier hora del día y de la noche, y que, además, no tenga una novia ó dos. Además, toparme y no espantarlo.

2 comentarios:

Yo dijo...

Pero, para que quiere una novia si tiene todo eso con vos?

Pradagirl dijo...

si lo supiera, tendría muchas cosas (casi) resueltas.
Gracias por leer, caballero.